Cuando los aficionados a la Segunda Guerra Mundial debatimos sobre tanques, ¿lo hacemos correctamente? A quienes nos apasionan estos vehículos adoramos compararlos, señalar cuál nos parece el mejor, cuál el peor… Sin embargo, llevo un tiempo notando que muchas cuestiones no se plantean de forma adecuada ni las comparaciones son justas. Desde adolescente me vienen interesando los tanques del segundo conflicto a escala mundial y me hice mi propia idea sobre cuáles prefería. Pero no fue hasta los últimos años cuando tuve realmente buenas lecturas y visionados sobre el tema, y he caído en los numerosos errores que venía cometiendo. Así que me he propuesto señalar algunos malos hábitos que son comunes en nuestros amados debates sobre carros. Por supuesto, esta es mi opinión personal como fan, basada en lo que suelo ver en comentarios, conversaciones y medios. Vamos a ello: 1. Demasiado trinomio Potencia de fuego - Blindaje - Movilidad Muchas veces los aficionados acostumbran a fijarse en ex
En el pasado artículo vimos la usura desde la perspectiva teórica cristiana: era una actividad pecaminosa y aparecía criticada varias veces en las Sagradas Escrituras. Si bien esa era la teoría cristiana sobre el comercio, el lucro y la usura, ahora nos toca ver cuál era la realidad práctica en tiempos medievales. ¿La usura había sido erradicada con éxito por todos aquellos edictos y prohibiciones eclesiásticas? ¿Los usureros recalcitrantes eran perseguidos y castigados? La usura nunca fue erradicada pese a la numerosa legislación que podemos encontrar contra ella. Por una parte, porque el préstamo fue y es una práctica económica necesaria en cualquier economía. Como ya dijimos en la anterior entrada, muchos gastos y proyectos requieren de un ahorro previo para ser llevados a cabo. Una cosecha requiere semillas, un arado animales de tiro, fletar un barco dinero… Y la realidad es que casi nadie, tanto en el medievo como hoy, dispone de suficientes ahorros para hacer sus planes rea